Atrás Es fundamental que nuestros alumnos entren en contacto con profesionales que les permitan explorar su futuro profesional

Es fundamental que nuestros alumnos entren en contacto con profesionales que les permitan explorar su futuro profesional
18 may 2021
Francisco Javier Otero es decano de Farmacia en la Universidad de Santiago de Compostela desde el año 2018. Antes fue secretario (2004-2008) y presidente (2016-2020) de la Sociedad Española de Farmacia Industrial y Galénica (SEFIG), director del Departamento de Farmacia y Tecnología Farmacéutica (2012-2016) y director del Departamento de Farmacología, Farmacia y Tecnología Farmacéutica (2016-2018). Desde 1987 ha trabajado en hidrosolubilización de fármacos y en el desarrollo de nuevas formas de liberación de medicamentos, además de emplear gran parte de su actividad en la investigación básica y desarrollos para la industria farmacéutica. Un farmacéutico de renombre en la comunidad gallega con el que analizamos distintos aspectos relacionados con la educación farmacéutica y la grave crisis sanitaria.
Un año muy difícil en cuanto a formación académica, con clases semipresenciales. ¿Qué destacaría en cuanto a la implicación de los futuros farmacéuticos?
El año 2020 comenzó de una manera totalmente inesperada, sobre todo en el inicio del segundo cuatrimestre. La Covid-19 y el confinamiento nos obligaron, de repente y sin previo aviso, a modificar drásticamente la forma de impartir nuestra docencia. El cambio de la docencia presencial a las clases telemáticas fue bastante traumático.
El hecho de impartir y recibir las clases desde nuestros domicilios hizo que una parte importante de profesores y alumnos no estuviéramos tecnológicamente preparados ni contáramos con la formación o la experiencia necesaria para este tipo de docencia. Además, el confinamiento nos impidió el poder utilizar las infraestructuras y equipamientos de las que disponíamos en la universidad y nos obligó a utilizar los medios que cada uno tenía en su hogar. Algunos estudiantes hicieron un esfuerzo enorme para seguir las clases y accedían a ellas a través de sus móviles y, a su vez, parte de los profesores comenzaron a elaborar material y a grabar sus clases para facilitar el acceso a los estudiantes con mayores dificultades de conexión a Internet. Además, la Universidad de Santiago estableció una serie de ayudas y medidas para evitar que parte de los alumnos se quedaran excluidos en la docencia no presencial.
¿De qué modo ha afectado la situación a la formación de sus estudiantes y cómo intentan paliarlo?
La situación fue muy distinta entre el segundo semestre del curso pasado y el primero de este curso. Durante el último semestre del curso pasado apenas se pudieron impartir prácticas de laboratorio, solo los grupos programados en el período anterior al confinamiento, que incluía un porcentaje muy reducido de estudiantes, pudieron acceder a los laboratorios. En su lugar, algunas materias diseñaron programas de prácticas online o actividades alternativas para sustituir las prácticas de laboratorio. En este curso pusimos en marcha un modelo de docencia semipresencial, impartiendo clases magistrales en línea y seminarios y prácticas de laboratorio de forma presencial en grupos reducidos para garantizar la protección y seguridad de alumnos y profesorado. En este caso, no hemos notado ninguna merma en la calidad de la docencia y en la formación de los estudiantes, salvo en algunas actividades que por su mayor riesgo fue necesario suspenderlas como las visitas que nuestros estudiantes realizaban a los centros de distribución como los de Bidafarma o a las prácticas curriculares optativas que normalmente se realizaban en verano.
¿Creen que el papel del farmacéutico ante la Covid-19 y la distribución han motivado a las nuevas generaciones?
Creo que se ha puesto de manifiesto la importancia fundamental de contar con un sistema tan sólido y con unos profesionales que, incluso en las condiciones más difíciles de la pandemia, han garantizado a toda la sociedad española el acceso normal a los medicamentos y a los productos sanitarios. Además, los farmacéuticos hemos tenido un papel muy importante en la difusión de información científica y contrastada sobre la covid tanto a nivel de oficina de farmacia, como en redes sociales o en los propios medios de comunicación. Tanto la farmacia como la distribución han mantenido un estándar muy elevado de calidad, una gran capacidad de organización y adaptación para garantizar su servicio y una enorme predisposición para colaborar con el sistema de salud en lo que fuere necesario, incluyendo la realización de pruebas o la toma de muestras y su traslado a los laboratorios de análisis.
Bidafarma y Santiago de Compostela. Bidafarma y Galicia... Dos mitades que siguen encontrándose, ¿no?
Sí, por supuesto, nuestra relación viene de lejos. Hace bastantes años que venimos colaborando para garantizar la formación de nuestros alumnos y que puedan conocer de primera mano cómo funciona la distribución farmacéutica y el papel que el farmacéutico tiene en una actividad tan importante en la cadena del medicamento. Desde que a mediados de los noventa del siglo pasado se incluyera la Gestión y Planificación Farmacéutica como materia del plan de estudios de la Licenciatura en Farmacia, siempre hemos contado con la colaboración de la mayoría de las distribuidoras que cuentan con centros de distribución en Galicia para la organización de visitas a sus instalaciones, siendo Cofaga siempre una de ellas. Ejemplo de ello es el Aula Bidafarma-Cofano, que fue pionera y está equipada como si de una pequeña farmacia se tratara.
¿Encuentran más relación entre lo que supone la distribución farmacéutica y la universidad?
Hasta ahora hemos tenido una excelente relación en cuanto a la colaboración para la formación de nuestros alumnos de grado. Creo que además de la formación que aporta, es fundamental que nuestros alumnos entren en contacto con profesionales que les permitan explorar su posible futuro profesional.
La esperanza de la vacuna y la distribución farmacéutica...
Está claro que para salir de esta situación tan terrible la esperanza son las vacunas. Estamos viviendo el inicio de la campaña de vacunación y, como no podía ser de otra manera y para eso está la ley de Murphy, con contratiempos y dificultades. Está claro que el tipo de vacunas autorizadas y sus exigencias de conservación son un reto para su distribución, pero considero que las distribuidoras farmacéuticas nacionales son capaces de asumirlo con garantías. El sector de la distribución farmacéutica es un sector altamente cualificado y tecnológicamente muy avanzado, acostumbrado a gestionar y manipular todo tipo de materiales y sustancias en tiempos récord, desde las más estables e inocuas, a las más sensibles y tóxicas. La conservación de algunas vacunas presenta un reto, pero creo que la distribución es totalmente capaz de encararlo.
¿Qué destacaría de las nuevas generaciones de estudiantes?
Su capacidad de adaptación y su facilidad para manejar las nuevas tecnologías y el empleo de las redes sociales. Además, tienen una formación que les permite acceder fácilmente a la gran cantidad de información que existe hoy en día en la red y nuestro principal objetivo es dotarles de la capacidad crítica para poder seleccionarla, discriminarla y utilizarla adecuadamente para su trabajo.